En Cuba es un orgullo y una gracia que los niños pequeños aprendan el Himno Nacional. Orgullo porque es la marcha que nos identifica como nación y gracia porque en su construcción tiene palabras difíciles e inusuales en la jerga normal de la Cuba de hoy, que ellos demoran en decir correctamente.
Recuerdo cuando a los dos o tres años traté de que mi pequeño César lo aprendiera. Y sí, lo cantaba de carretilla, pero jamás logré que pudiera ni entender lo que decía, ni pronunciar correctamente palabras como: -corred-, -os contempla-, -no temáis-… o los fragmentos: -vivir es vivir- y -en afrenta y oprobio sumidos-.
Los que tienen o tuvieron niños pequeños saben que ellos son los reyes de la conjugación. Cuando son pequeñitos no se enredan con los verbos irregulares de nuestro idioma, sino que los convierten en regulares a la fuerza, tal vez como debía ser para simplificar nuestra lengua. Son famosos los cabió, ponió…
Así y todo César le cantaba el Himno a cualquier visita que llegaba. Se paraba firme, se ponía serio, soltaba su jerigonza y daba gracia oírlo terminar con el –panparapanpan-. Pero siempre decía -correr por corred-, -nos contempla por os contempla-, -no temas por no temaís- y -sonido por sumidos-.
Yo se lo rectificaba una y otra vez, pero no fue hasta que comenzó la escuela, que a fuerza de repetición logró pronunciarlo bien. En primer grado tuve que explicarle el significado de esas palabras que ya no se usan, y que forman parte de nuestro Himno Nacional.
Hay cubanos que ni siquiera reparan en esto, repiten el Himno como papagayos y ya. Hay otros que hasta lo olvidan de no cantarlo. Pero a quienes se le eriza la piel, estén donde estén, cuando oyen sus notas firmes, no se les va el detalle de esas palabras en desuso que contiene.
¿Por qué siguen ahí? Hay varias explicaciones. En primer lugar es nuestro Himno Nacional según la Constitución, y el único cambio que ha sufrido del original es que de cuatro estrofas que se escribieron en la inicial La Bayamesa, el oficial hoy solo tiene dos.
La segunda explicación para no variarlo es su significado histórico. Ese himno fue tatarareado por primera vez el 20 de octubre de 1868, a solo 10 días de iniciada la guerra de independencia de Cuba contra España. En la plaza de la recién tomada ciudad de Bayamo, el patriota Pedro (Perucho) Figueredo las compartió con el pueblo reunido allí.
Fue aquello un acto de expresión de lo más autóctono de la nacionalidad cubana, aun cuando al escribir su letra se usaron tales giros, que si bien los criollos (hijos de españoles nacidos en Cuba) apenas usaban, era la norma de la época.
Y la tercer y más fuerte razón es que si quitáramos esas palabras para sustituirlas por la lengua común de la Cuba actual, perdería su musicalidad y ritmo.
Sonaría extraño y la verdad, no sería nuestro Himno, ese que demoramos en memorizar de chicos, pero que cuando al fin aprehendemos (con h y sin ella), no podemos separar más de ese sentimiento de nacionalidad, amor a la patria o cubanía, que llevamos todos los que nacimos en Cuba.
Letra del Himno Nacional Cubano
Al combate corred, Bayameses,
que la patria os contempla orgullosa
no temáis una muerte gloriosa,
que morir por la patria es vivir.
En cadenas vivir, es vivir
en afrenta y oprobio sumidos;
del clarín escuchad el sonido:
a las armas, valientes, corred
Autor: Perucho Figueredo
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