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martes, 15 de noviembre de 2011

La mujer que le da el punto al azúcar del Rabí (Con Audio))

Zuleika Noda Del Sol tiene 38 años, y con esta zafra hace siete está haciendo azúcar como puntista en el central Jesús Rabí del municipio de Calimete, en Matanzas.

Sin pensarlo mucho ni darme razones sentimentalistas dice que se decidió por esa labor porque el salario es bueno y los turnos de trabajo se acomodan mejor a sus necesidades.


“Yo misa valoré el salario que tenía como tanquera, que era de 70 a 80 pesos, y bueno saqué la cuenta que tenía que estar en los turnos de 7 a.m. a 3 p.m., 3 p.m a 11 p.m. y 11 p.m a 7 a.m., y aunque ser puntista lleva un poco más de responsabilidad, mostré interés por esa plaza, y cuando se desocupó una la pedí, y hasta hoy”.

En medio de las máquinas, las calderas, las escaleras de hierro y el piso irregular transcurre la vida de Zuleika, una mujer joven, cuya belleza resalta a pesar de la ropa de trabajo que debe usar. Ella vive en el mismo batey del central Jesús Rabí, y como todos sus vecinos su vida está ligada indisolublemente a la fabricación de azúcar.

Es una mujer acostumbrada a andar con botas y casco, entre hombres rudos y humildes, que solo hablan lo necesario, ensordecidos por el ruido de la maquinaria del coloso. Por eso me explica con palabras directas y escuetas en qué consiste la labor de un puntista. “Es la que le da el punto al azúcar. Un puntista B como yo, prepara los pies para las masas cocidas c y las masas cocidas d”. 

Según azucareros veteranos la profesión de puntista se adquiere con estudios, pero sobre todo con años de experiencia y como su nombre lo indica, es la que determina el punto exacto del azúcar que se produce en los centrales.

Zuleika se graduó de Técnico Medio en Fabricación de Azúcar gracias a la Tarea Álvaro Reynoso que brindó facilidades de superación a los trabajadores de los centrales azucareros cubanos. Pero su historia laboral en el Jesús Rabí es mucho más larga. De hecho, en esta centenaria fábrica calimetense ha transcurrido toda su vida laboral.

“Yo empecé a trabajar aquí con 18 años. Primero fui tanquera de meladura, después fui tanquera de miel, luego volví a mi primer trabajo, hasta que pasé a ser puntista”.

Para ella estar entre hombres es bueno, porque la consideran y la ayudan mucho. Le pido que mencione a sus compañeros más cercanos y comienza: “está el puntista A, están mis dos ayudantes de tacho, mi jefe de turno; más para atrás trabajan los operadores de filtro, de calentadores…” Zuleika no se extiende más en la lista, porque allí, en el área de trabajo duro, ellos son mayoría.

Dicen en Calimete que Zuleika es la única mujer puntista de Cuba. Pero para sus compañeros de trabajo es un dato intrascendente, porque lo importante es que mientras dura la zafra, Zuleika con su frescura y su sonrisa, es simplemente, la puntista del Rabí.

Escuche la entrevista aquí:

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