Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

lunes, 9 de diciembre de 2013

Permiso para que Mandela viva siempre

Sí, ya sé que cuando la gente muere y ha hecho bien la obra de la vida, vive para siempre. Es un consuelo con un poco de verdad, porque después de muertos los grandes hombres empiezan a vivir en la historia.

Ya sé que el legado de ciertos hombres no se borra de un plumazo. Ya sé que las ideas no mueren, y que sus obras son las que hacen enormes a los hombres.

Pero hay hombres que no debían morir. Hay hombres que debían recibir un permiso especial para quedarse en la vida, para seguir trabajando, pensando, uniendo, amando...

Y no es por el ciego egoísmo del dolor que sentimos quienes amamos a esos hombres. No, es porque todavía esos hombres hacen falta en esta tierra.

Es porque la humanidad sigue siendo un lugar injusto, porque aún hay discriminación, pobreza, hambre, niños analfabetos y guerras sin sentido, o solo con el sentido de la ambición.

Es porque el mundo sigue un desarrollo desenfrenado de riquezas innecesarias, mientras se pierden valores imprescindibles; porque tener vale más que ser y las tecnologías acortan las comunicaciones, mientras la comunicación directa, franca y verdadera, se pierde.

Es porque hombres excepcionales no nacen todos los días; nacen uno o dos cada cien años, y a veces pasan siglos sin que llegue uno para liderar las batallas por el mejoramiento humano…

Es porque una vida no alcanza a esos hombres para cumplir sus sueños, para levantar sus obras; para lograr que les entiendan, para avanzar por entre el egoísmo y la mediocridad…


Es porque el mundo queda un poco desamparado cuando mueren esos hombres.



















Hoy la humanidad comienza a andar como sin rumbo, a tientas, porque uno de sus guías ha muerto. Porque Nelson Mandela ha dicho adiós.

Se me ocurre que todos podríamos donarle un año de nuestras insignificantes vidas a Madiba, y entonces el podría ser eterno y ya no tendríamos que estar pidiendo un permiso especial para que viviera siempre.

Entonces tendría tiempo Nelson Mandela de seguir sus luchas, de hacer más por su continente negro, por su gente que siempre fue toda la gente.

Pero no se puede, porque la vida tiene sus leyes, y los años no se donan ni hay permisos especiales divinos.

Así que lo mejor que podemos hacer es abrazar fuerte a Mandela, que diga, a sus ideas, y defenderlas, porque (y no es un consuelo) mientras haya un hombre en cualquier lugar del mundo luchando contra las injusticias, Mandela tendrá el permiso para seguir vivo.


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