El 2 mil 14 cierra para los cubanos de la forma más inesperada posible, con el regreso a la patria de Antonio Guerrero, Ramón Labañino y Gerardo Hernández. Su liberación, junto al anuncio del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, fueron sin dudas las noticias del año.
Aún muchos cubanos practicamos el ritual del “pellízcame que no lo creo”, mientras releemos los discursos de nuestro presidente Raúl Castro y del norteamericano Barak Obama. En la calle, una pregunta ronda: ¿y ahora qué? ¿Qué a va a pasar con Cuba?
Cada especialista en política nacional e internacional por cuenta propia de los que abundan en nuestros barrios y en nuestras familias, auguran el incremento de las relaciones comerciales y la llegada en masa de turistas norteamericanos a la isla, con el consiguiente beneficio económico para el país.
No se puede negar que la noticia es buena, MUY BUENA, y que tendrá efectos positivos en lo económico, lo social y lo humano. Para las miles de familias separadas por la emigración hacia el gigante del norte, ha sido un alegrón tremendo.
Pero no hay que marearse: Estados Unidos no es la solución a nuestros problemas. Cuba no va a tener nada que no construya por sí misma.
Los últimos años han sido de cambios en todos los sentidos de la vida nacional, pero sobre todo con el fin de construir bases económicas más sólidas que nos permitan avanzar sin perder nuestra independencia.
Durante 2014 continuó el incremento en el sector cuentapropista, con 476 000 cubanos acogidos a esta modalidad de empleo, un fragmento ocupacional que aunque oportuno, aún adolece de suministros, de mayor organización y control.
Asimismo coexisten otras formas de gestión económica, como las cooperativas no agropecuarias, crece el arrendamiento de locales de la gastronomía y los servicios, avanza el proceso de institucionalización y la agricultura trabaja denodadamente por producir en nuestros suelos la mayor cantidad de alimentos posible.
Hoy son más palpables entre la población los beneficios de los subsidios y los créditos bancarios a personas naturales y a trabajadores por cuenta propia y campesinos.
En este año se crearon algunas condiciones para la reunificación monetaria, un paso fundamental para sanear la economía nacional. ¿Cuándo será el día cero? es otra de esas interrogantes que ronda las esquinas, las bodegas y las mesas de dominó, pero que aún no tiene respuesta.
Aunque hubo un incremento sustancial de los salarios en la Salud y se aprobaron normas que validan el pago por resultados en el sector empresarial, el tema salarial sigue siendo una de las asignaturas pendientes y cuya solución pasa por un incremento de la productividad que no sucede.
Para los cubanos 2014 fue otro año de trabajo y de resistencia. A veces parece que la economía no avanza, o al menos no avanza como aspiramos. Para 2015 se ha planificado un crecimiento del producto interno bruto del 4 %, una cifra a la cual todos debemos aportar si queremos que se cumpla.
Al pasar raya roja al año que termina, muchas cosas quedan pendientes. Hay que incrementar la disciplina, la productividad, la puntualidad, la eficacia y la eficiencia, el control, la lucha contra la corrupción y el desvío de recursos y trabajar por mantener la unidad nacional.
Y vuelvo a la pregunta inicial: ¿qué va a pasar con Cuba en 2015? Será sin dudas el año del restablecimiento de las relaciones con Estados Unidos, algo que constituye ya un hito en la historia de nuestro país.
Pero eso no significa renunciar al camino de libertad que escogimos, ni a nuestros principios. Las relaciones entre Cuba y Estados Unidos se establecerán siempre, siempre, bajo la condición de respeto mutuo.
El 2 mil 15 será otro año de trabajo, de logros, de tropiezos, de caernos, de levantarnos, de seguir andando... Será un año para seguir sembrando salud, educación y cultura, para andar de hermanos por el mundo, para seguir construyendo.
Los cubanos merecemos que 2015 sea un año mejor, pero tenemos que trabajar por ello.
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