Ania, Yunier y yo, en el último año de la carrera |
Amigas de escapadas, de llegar tarde a los turnos, de irnos temprano, de dejar el estudio para el último día, de amar el periodismo...
Fuimos amigas de contarnos todos los secretos, de compartir con las familias, de fines de semana en Colón o en San José... Amigas del té de la UPEC, del Hurón Azul de la UNEAC, de emborracharnos, de hacer amigos de todas las edades...
Amigas de subir el Turquino, de parir casi juntas...
Un día, cuando apenas teníamos 26 años, Raiko me llamó muy tarde, porque Ania había tenido un accidente... y no habían pasado diez minutos me volvieron a llamar porque Ania había muerto.
Ania era una luchadora. Vivía en San José de las Lajas, y trabajaba en la Mesa Redonda. Seguía colaborando con el Sistema Informativo de la TV cubana, como hacía desde la época de estudiante. Y daba los viajes diarios a pesar de su responsabilidad como madre y de las clases en la Sede Universitaria de su municipio.
Pero un día, uno de esos viajes le costó la vida.
Hoy terminó en La Habana la segunda edición de un concurso que recuerda a mi amiga Ania Pino. Allí estaba su mamá y su niña Salma, que este 28 de octubre cumple 9 años. Y para más orgullo, dos ex-alumnos míos, de la Universidad de Matanzas, ganaron un premio.
Hoy Ania tendría 34 años y sería lo que ella hubiera querido ser. Hoy Ania seguiría uniendo a mi grupo de la Universidad con esa magia que tenía para localizarnos a todos y llamarnos y mantenernos en contacto a pesar de los años.
Gracias a los organizadores del Concurso de Periodismo Joven en Televisión "Ania Pino In Memoriam"
ES UNA TRISTE HISTORIA, COLEGA. LAMENTABLE ES SIEMPRE CUALQUIER MUERTE, PERO SI ES DE ALGUIEN JOVEN, QUE DEJA HIJOS... MUCHO MÁS. QUE VIVA EN EL RECUERDO DE SUS AMIGOS, QUE VIVA EN SU HIJA PEQUEÑA Y EN CUANTOS LE SIGAN. NO LA CONOCÍ PERSONALMENTE, PERO IGUALMENTE ME DUELE SU AUSENCIA.
ResponderEliminarGracias por su comentario Eugenio. Realmente fue muy triste su partida, y la extraño mucho... Me quedan mis amigas del pre, la amiga de la secundaria, pero Ania fue mi amiga de la Universidad.... no puedo virar el tiempo atrás y construir otra amistad... mi amiga fue ella... y si algo pudiera pedir es que nunca se hubiera ido... por Salmita sobre todo, su niña, que este 28 de octubre cumplió 10 años.
ResponderEliminarQUE ELLA VIVA EN SU HIJA!!!!!!!!!!!! UN ABRAZO.
EliminarYo no tenía vocación por el periodismo cuando Ania se fue. De modo que vagamente la recordaba hasta leer su crónica y la de Charly evocando a una persona que, de solo ver su foto puedo decir, no necesitaba muchas presentaciones. Gracias por compartir esta crónica. Le he mandado una solicitud de amistad, no sé si revise Ud a diario su facebook. Gracias
ResponderEliminarLiz Beatriz, gracias por tu comentario... Ania era el alma de nuestro grupo de la UH... tenía luz, y amaba el periodismo. Ella se coló en la TV cuando no era tan fácil para los jóvenes estudiantes o recién graduados; y no lo hizo escalando suciamente o por favores... lo hizo con su trabajo, con su empeño, con su calidad profesional y humana... yo la extraño un mundo. Ella hace que mis recuerdos de universidad aún me duelan, por ella está en casi todos los recuerdos... en aquellas prácticas en Juventud Rebelde, cuando Rosa Mirian Elizalde la desaprobó porque Ania estaba para la TV y no para la prensa escrita... o aquel trabajo final de una asignatura que nos impartió Rolando Segura en quinto año y que arrastrábamos por barcos, casi cuando ya nos teníamos que ir ambas para Africa... Ania era tremeda... chiquita, pero grande... gracias por comentar y si ella te inspira, creo que nadie mejor podría inspirar a un periodista joven que mi amiga Ania...
ResponderEliminar¡Hola, estimada Yirmara! Cuánto tiempo sin saber de ti. Quería decirte que me estremeció esta crónica sobre nuestra Ania. Juro que mientras la leía me parecía verlas a ambas con esa sonrisa siempre a flor de labios en cada rincón de la FCOM o de la beca. Me llamaba la atención ver a dos amigas tan dispares en tamaño, pero con corazones tan semejantes. Yo también sentí mucho la partida de Ania. Me pareció una gran crueldad del destino, un estúpido capricho de la vida al despojar de su aliento a un ser humano tan extraordinario como Ania.
ResponderEliminarMe encantaba hacerla reír, y nunca olvido su risa plena cuando le decía pícaramente: “¡Ania, con lo chiquita que tú eres y lo grande que yo soy, podríamos tener un perfecto hijo mediano!”. Ella explotaba en una carcajada.
Solo nos queda el consuelo de haberla conocido y de recordarla siempre. Ania, para muchos, será esa vivencia en la vida de quienes la conocimos, que nos hará sentir siempre orgullosos de haber estado cerca de ella. Orgullosos de haber conocido a esa muchacha de cuerpo pequeño, con un corazón tan grande como el cielo.
Un beso para las dos. Francisnet
Francisnte... qué alegría reecontrarte... yo te recuerdo con mucho cariño también... Gracias por el comentario y por esos recuerdos tan lindos... Me recordaste que en primer año Ania se compró unos palos que eran enormes... y entonces yo me ponía zapatos bajitos, claro... y ya no se notaba tanto la diferencia... Ania me hace mucha falta... mucha, pero como siempre digo... no puedo ser egoísta... Ania le hace más falta a otras personas... a su hijita Salma y a su mamá Mercy... Gracias de nuevo... y no te pierdas... Ania también leyó tu comentario... lo sé
ResponderEliminarUfff!!! Termino d leer el último comentario con los ojos mojados. No podían aguantar más. Yirmara, q triste historia. Ustedes son de una graduación algo distante a la mía. Yo solo recuerdo a Ania del noticiero, de cuando quería estudiar periodismo y creía q sería la televisión el género q más me iba a gustar. Pero me he identificado con esta pérdida porque perder amigos duele, duele mucho. Alguien, me dijo un día que yo le recordaba mucho a una colega (refiriéndose a Ania Pino) al saber q también viajaba todos los días de Artemisa a La Habana a trabajar, y al saber también que había sido madre (un año después de haberme agraduado) de una niñita hembra también. Ania debe dolerte mucho, como duele leerte tan sensible en esas letras. Tu crónica es más que el abrazo que de alguna manera las sigue mateniendo juntas.
ResponderEliminarEstaré de vuelta por tu blog. Un abrazo!!