El próximo 25 de abril muchos jóvenes que arribaron a los 16 años votarán por primera vez en las elecciones parciales para elegir al gobierno en su circunscripción, pero antes tuvieron años de ensayo como parte de sus organizaciones pioneriles y estudiantiles.
Porque los niños en Cuba también eligen. Apenas con seis años ya deben votar en las elecciones pioneriles para seleccionar a su jefe de destacamento, y cuando cumplen los 11 pueden ser elegidos para conformar el colectivo de estudiantes que regirá la Organización de Pioneros José Martí en su escuela.
Así aprenden desde pequeños lo que es democracia, no solo por lo que enseñan los libros de Historia o Educación Cívica, sino porque ejercen sus derechos libremente.
Primero por el voto directo, a mano alzada, seleccionando a quien creen que mejor los representará, y más tarde por el voto secreto mediante una boleta, los niños y adolescentes cubanos van entendiendo la lógica de elegir.
Y aunque parezca un juego para algunos, lo cierto es que en la escuela primaria y secundaria es donde nacen y se forman los líderes del mañana, que después se consolidan como parte de la Federación de Estudiantes de la Enseñanza Media.
Porque un niño que elige o es elegido se siente importante, aprende a tomar decisiones y asume responsabilidades.
Esos pioneros que custodian las urnas en Cuba cada dos años y medio en las elecciones parciales y cada cinco en las generales no viven ajenos al proceso electoral, no son ingenuos guardianes; ellos también están aprendiendo a votar.
Por eso cuando les toca ya están preparados, diez años de ejercicio y convivencia con la democracia les facilitan el camino. Tal vez ahora les suden las manos porque la responsabilidad crece un poquito, pero conocen todo lo que implica votar y sabe cómo y por quién hacerlo.
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