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jueves, 29 de julio de 2010

Un preso cubano entre la injusticia y la enfermedad

Tras casi doce años de injusto encierro el prisionero cubano Gerardo Hernández Nordelo atraviesa uno de los peores momentos de su encarcelamiento: confinado al hueco, sin poder ver a sus abogados y padeciendo una enfermedad que es ignorada por las autoridades penitenciarias.


Gerardo no solamente está en el hueco de la prisión de Victorville, California, sino en condiciones de castigo, en una celda muy pequeña, sin ventilación, con solo un diminuto orificio en lo alto de la pared de la celda que comparte con otro cautivo. Y lo peor es que lo confinaron allí sin haber cometido indisciplinas.

Condenado a dos cadenas perpetuas más 15 años, Nordelo es uno de los Cinco cubanos presos en estados Unidos por infiltrar grupos terroristas, que desde Miami planean atentados contra el pueblo cubano para desestabilizar al gobierno de la isla.  

Según comentó el presidente de la Asamblea Nacional de Poder Popular en Cuba, Ricardo Alarcón de Quesada, Gerardo está padeciendo algunas dolencias físicas desde el pasado mes de abril, y aunque ha solicitado ser tratado por un médico, solo el 20 de julio le permitieron asistir a una consulta.

Al día siguiente, sin embargo, lo llevaron al hueco, a una celda de dos metros de largo por uno de ancho, donde las temperaturas superan los 35 grados Celsius. Esto a pesar de que se le diagnosticaron varios problemas y aún no tiene tratamiento.

Al parecer Gerardo tiene problemas con una bacteria que circulaba entre la población penal, con algunos casos muy graves. Aunque esto no se ha verificado, pues ni siquiera le han realizado análisis.

Gerardo ha presentado problemas también con la presión arterial. Él acaba de cumplir 45 años, una etapa de mucho riesgo para este padecimiento, sobre todo si se tiene en cuenta las condiciones difíciles en que vive y los momentos tensos porque  los que ha atravesado en este tiempo.

El caso de Nordelo es el más difícil de los Cinco, según han expresado en varias ocasiones sus familiares y abogados. Su condena no solo es la más dura, sino que no fue considerada para juicios de resentencia como la de otros tres de sus compañeros, a quienes a finales de 2009 se les redujeron las penas.

Además Gerardo no ha podido recibir en los 12 años de cárcel la visita de su esposa Adriana Pérez, a quien una y otra vez le niegan el elemental derecho de ver a su pareja, y de paso la posibilidad de tener familia.

Pero más preocupante aún es que el prisionero cubano está sin comunicación con sus abogados, justo cuando se realizan trámites de apelación. Gerardo debería estar trabajando con sus abogados en la fundamentación del habeas corpus, y sin embargo lo tienen incomunicado totalmente.

Alarcón realizó estas declaraciones en el Palacio de Convenciones de Ciudad de La Habana, donde trabajan las comisiones permanentes del Parlamento, previo al quinto período de sesiones de la séptima legislatura de ese órgano.

El dirigente cubano responsabilizó al gobierno de Estados Unidos por la salud del prisionero cubano Gerardo Hernández, quien se encuentra completamente aislado enfermo y con riesgos para su integridad física.

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