Manuel madrugó en la UPEC porque ese día venían sus amigos del Dedeté. Claro, que el patio de esa casona es como su casa, o mejor, el rincón que cada fin de semana se abre para él y otros viciosos del dominó. Así que estaba como en su tercera o cuarta casa.
Pues allí estaba Manuel con su otro vicio, el cigarro, en la mano, y ansioso porque sus "codedetianos" o "codedeteros" no aparecían. La espera larga fue aliviada por la llegada, poco a poco de quienes le quieren. Todos a pesar de lo atravesado del miércoles y de la hora (10 a. m.).
Ya estaba montada la expo Manuel es un manual en el patio, las diez caricaturas en cartulina y los platos agarrados armónicamente a las matas de naranja. Un ambiente ideal para Manuel, que además de ser un manual, es un guajiro.
Allí estaba Pitín, el legendario caricaturista matancero que siempre fue del equipo del frente, de Palante, la otra más importante publicación humorística cubana, siempre en franca y sana competencia profesional con Dedeté.
En la espera se consumió el té previsto para la ocasión y a las 11 se adelantó la merienda, porque la gente estaba cruzada del hambre. Las muchachas de la Galería Pedro Esquerré y del Centro Provincial de las Artes Plásticas, que también habían madrugado, se preocupaban por la tardanza, pero sobre las 10 de la mañana alguien confirmó que los “habaneros” habían salido ya, lo que nadie precisó a qué hora.
Con la barriga ahora llena siguió la espera. Manuel fue entrevistado por todos los medios nacionales y provinciales que aprovecharon para preguntarle del pí al pá, y de paso divertirse con sus ocurrencias.
Sentado en un murito en el patio, casi a las 11 y media y ya sin que le quedara chisme o chiste vivo, Manuel me dijo que si no fuera porque el homenaje era para él, se hubiera ido hacía rato.
Nos reímos, pero los que estábamos allí no nos movimos. Y a las 12 en punto llegaron los dedeteros, abrazaron a quien llamaron papá Manuel y rechazaron la oferta de la merienda, porque les daba tremenda pena con quienes llevaban tanto rato esperando. La vergüenza surtió efecto, y enseguida lograron empatía con los que en la espera casi se desesperan.
Con informal gracia se presentaron, explicaron que estaban allí porque el aniversario 43 del Dedeté lo habían dedicado a Manuel, y se disculparon por no poder poner nada para el convite porque el viaje a Matanzas no había entrado en los planes del presupuesto económico de Juventud Rebelde, que se hace con un año y medio de antelación.
Llegaron Adán, Jape, Laz y Ares. La espera valió la pena solo por tener la posibilidad de escuchar el recorrido por la historia del humorismo gráfico cubano que hiciera Ares, y por cada anécdota que contaron de las travesuras que protagonizaron junto a Manuel en sus días de Dedeté.
Las anécdotas… es mejor no contarlas aquí, porque Manuel (por edad, prestigio y por la pila de premios que tiene) ya está por encima de todo y nada lo podría afectar, pero los otros aún trabajan en el Dedeté para ganarse los frijoles, y en esta época de reordenamiento laboral cualquier cosa puede pasar.
Sí todos mostraron admiración por Manuel, le agradecieron por las enseñanzas, por los buenos ratos que pasaron a su lado y reconocieron al artista completo que es, que trascendió a la caricatura humorística.
Para no venir con las manos vacías le trajeron a Manuel un ejemplar de “la mejor amiga de los cubanos”, una jaba, pero no de nylon, sino de papel y con la caricatura que a memoria le hiciera Laz unos días antes del cumple del Dedeté, pintada en una de sus caras.
El Centro Provincial de las Artes Plásticas le regaló flores, y sus colegas de la Unión de Periodistas un ramo, que diga, un racimo de plátanos, y también uno de flores, aunque según dijo Yosvany Albelo (típico ejemplar de machista) a los guajiros no se le regalan flores…
Jape presentó su libro Mermelada Jape, que dijo, estaba muy bien escrito y se lo recomendaba a todo el mundo. De paso contó que el librito lo había concebido para el aniversario 30 de Dedeté. La buena noticia es que logró publicarlo en el 43, con lo que se ratifica que es mejor tarde que nunca.
La Editorial Pablo de la Torriente Brau trajo libros de caricaturas de Ares y de Manuel, así como otros de historietas; y de la librería El Pensamiento llegaron con el libro de Jape, que casi todos compraron y aprovecharon para que el humorista les firmara.
Después se presentó la expo que ya todo el mundo había visto, porque cuando la espera es larga se pierde el factor sorpresa. Y de ahí Manuel se fue con sus compañeros del Dedeté para el hotel Guanima, en las afuerza de Matanzas, a almorzar, por suerte sin el susto de si alcanzaría, sin tener que echarle agua a los frijoles y sin tener que fregar los platos.
No he vuelto a ver a Manuel, pero imagino que la tarde debe haber sido tremenda, y no dudo que haya terminado entre rones, como siempre terminan los buenos homenajes entre buenos cubanos.
Nota: Ahora no tengo tiempo para subir las imágenes con las caricaturas de Manuel (El trabajo por el que me pagan, me llama). Pero más tarde, mañana o pasado, prometo ponerlas para que se diviertan con las ocurrencias de Manuel. De todas maneras, la cultura no tiene momento fijo.
Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí
viernes, 23 de marzo de 2012
Flores, plátanos y una jabita pa´ papá Manuel
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Qué bien, Yirmara, ya tu post es un homenaje para el compañero, por lo bien escrito... y una buena crítica para los tarderos, contagiados de esa epidemia mundial de llegadas tardías.
ResponderEliminarSaludos.
Tienes razón Jorge, pero todo lo que se le pueda hacer a ese guajiro que ves en la foto es poco... Manuel es el tipo con dos premios nacionales más sencillo que conozco... Y a veces por tenerlos tan cerca uno va dejando el momento de decirles cuánto los quiere o los admira para más adelante... Saludos para tí y gracias por comentar
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