Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

jueves, 5 de julio de 2012

Carilda Oliver Labra: una mujer que no envejece

Carilda Oliver Labra, hermosa, zalamera, sensual... joven a sus 90 años
No es posible que Carilda envejezca. Y ya no lo hará nunca, si a sus 90 sigue siendo la misma joven pícara y zalamera, de ojos chispeantes; con ese hablar cadencioso de poetiza sensual que los años han mejorado.

Hay que verle los ojos cuando habla, cómo brillan azules o verdes, reflejos perfectos de su luz interior; uno ojos que miran con fuerza, que desnudan almas y provocan, aún hoy, el deseo de muchos hombres.

Hay que ver a Carilda cuando recita, con esa voz que el tiempo y las mañas han ido acomodando, de tonos que suben y bajan certeros, esa voz que produce lágrimas, sonrisas y erizamientos.

Hay que detenerse en su cuerpo, con las mismas curvas que arrebataron a tantos: caderas pronunciadas y abdomen perfecto; ese cuerpo aún moldeado, que la hace regia, lucir con gracia cuanto se pone.

Hay que verla andar, es verdad que acompañada del bastón o apoyada en un hombro amigo, pero ligerita como una pluma, graciosa y provocativa. Hay que ver cómo mueve sus manos, en una danza que sabe, también encanta.

Carilda, que sigue presumida exigiendo estar bella para que la vean y que en su alma conserva los mismos sueños de cuando era una niña o una adolescente, los mismos anhelos de cuando no soñaba ser la novia de Matanzas.

Carilda no envejece, es como si el tiempo se hubiera empeñado en hacerla eterna, en sumarse a la grandeza de su poesía para conservarla lozana.

A Carilda no les gusta que la llamen anciana porque no lo es. Y no porque quiera ocultar detrás de su delgadez nonagenaria o de las arrugas que le cubren su cuerpo, su verdadera edad, que ella grita a los cuatro vientos.

A Carilda no les gusta que la llamen anciana, porque no lo es, porque es imposible que alguien que mira, que siente y escribe como lo hace ella, sea una anciana.

Carilda Oliver Labra, que es la vez amor, erotismo, misterio, certeza, voluptuosidad, desorden, atrevimientos, lealtad y poesía, cumple 90.

Pero eso es solo una convención de los hombres que nos empeñamos en contar los años desde que la gente nace. La Carilda poeta, mujer, amante; la Carilda que se hizo grande sin irse nunca de su Matanzas, sigue siendo joven, porque las almas inmortales no envejecen. 




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