Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

sábado, 28 de julio de 2012

Petalito: un prematuro que pesó 560 gramos y sobrevivió

Cuando nació Francisco Alejandro era del tamaño de un penlow*
- La historia de la fortaleza de un niño matancero y del amor de los médicos y enfermeras que lo salvaron

Cuando en pleno salón de partos la colombina Arlette Cuesta Casaña escuchó el llanto de su hijo, fuerte y agudo, jamás pensó que sería tan pequeñito. Pero cuando a los seis días pudo verlo en la incubadora quedó conmocionada.

Su hijo Francisco Alejandro, nacido con 28 semanas, apenas había pesado 560 gramos, un poco más de una libra. “Era demasiado pequeño, medía un tramito más que la mano de un médico. Yo pensaba que no se iba a salvar. Yo sabía que los prematuros eran pequeños, pero no al extremo de lo que lo era mi hijo”.

Petalito, como le pondrían después, era un pedacito de persona, flaquito y huesudo; pero un luchador que se aferró a la vida y aprovechó al máximo los mimos y cuidados de todos los médicos y enfermeras del Servicio de Neonatología del Hospital Materno Julio Rafael Alfonso Medina, de la ciudad de Matanzas.

Idania Muñoz Medina, jefa del mencionado servicio comenta que la evolución del pequeñito, considerado el niño prematuro más bajo peso que se ha salvado en la provincia en los casi 40 años que tienen los servicios de atención a neonatos, siempre fue alentadora.

“Alejandro nació el día 4 de abril, a las 3 y 51 de la madrugada. Fue un nacimiento por cesárea, producto de una preeclampsia grave de su mamá. Lo recibimos, inmediatamente se le hicieron todos los cuidados y se trasladó al servicio de intensiva. Por una semana requirió ventilación mecánica, con indicación de sulfatante exógeno.


Alejandrito, a los dos días de nacido, flaquito y huesuso
La especialista explica que el recién nacido tenía la enfermedad de membrana hialina. “Esta es una enfermedad que causa dificultad respiratoria, y es característica de los pretérminos, producto de una inmadurez que tienen.

“Pero Alejandrito evolucionó de forma satisfactoria. Cando tuvo respiraciones espontáneas se extubó. Así fue ganando paulatinamente de peso y ya después logramos comenzar la manipulación materna y pasarlo al servicio de piel a piel”.

      
Para la mamá todo pasó muy rápido, desde que producto de una subida de presión la trasladaron del hospital de Colón a Matanzas, donde ya la estaban esperando y le hicieron la cesárea. Desde entonces comenzó la lucha por la vida de su bebé.

Ahora, más tranquila, cuenta que los 104 días que estuvo su hijo en el Materno, fueron a la vez de susto y alegría. “Yo con tremendo suplicio, que si un día aumentaba, que otro bajaba, los antibióticos, vamos a transfundirlo. Yo lo veía a través del cristal pero ya después cuando cogió cierto peso, cerca de mil 600 gramos, yo entré a lactarlo, lo cargaba, le pasaba la manito; un ratico, porque no podía tener tanta manipulación. Pero todo bien, estoy muy contenta con todos los neonatólogos porque trabajaron con él, todos, de corazón”.

Los tres meses de Alejandrito en Neonatología fueron todo un acontecimiento. Médicos y enfermeras sorprendieron a Arlette Cuesta. “Yo no lo esperaba, le picaron un cake, con otra niñita que también cumplía tres meses, buscaron refrescos, les tiraron fotos y tomaron video. Una cosa chiquitica, pero muy bonita”.

Petalito, en su tercer cumplemes, en el Materno de Matanzas
Y es que Alejandrito llegó a formar parte de la familia de Maternidad, según dice Idania Muñoz Medina. “Muchas veces teníamos que cargarlo, porque ya lo pedía. Por la larga estadía que tenía aquí, se ponía incómodo, muy llorón y las enfermeras, sobre todo, tenían que hacer de mamás para calmarlo”.

Las enfermeras tuvieron una parte inmensa de responsabilidad en que Petalito saliera airoso de su prematuridad. Así lo asegura la Máster en Enfermería Caridad Mendoza Expósito. “Se luchó mucho con el cuidado de sus medicamentos, la alimentación, su higiene, el cargarlo cuando lloraba mucho. Y ahí está, un logro, y sintiéndonos bien de que haya salido de su operación de su hernia”.

Hoy Petalito permanece en el Hospital Pediátrico Provincial Eliseo Noel Camaño, donde fue operado exitosamente de dos hernias inguinales congénitas, un éxito en el cual incidieron las manos y la ternura de otros médicos.

Petalito, se recupera de su operación de hernia en el Pediátrico
La doctora intensivista pediátrica Lazmary Cabrales comenta que el estado actual del pequeño es satisfactorio y que debe regresar a su casa en Banagüises, Colón, el próximo lunes 30 de julio. “Está activo, con muy buen estado general. No debe tener otra complicación, porque hasta el momento tolera bien los alimentos y está aumentando de peso. Esta es una operación sencilla en cualquier otro niño, en él hay que darle un tratamiento especial porque es pretérmino y bajo peso, pero hasta ahora la evolución ha sido muy buena”.

Ante la pregunta de hasta dónde influyó la fortaleza de Petalito y hasta dónde la dedicación de los médicos en este milagro de la vida y la medicina cubana que es Petalito, a la jefa del servicio de Neonatología provincial de Matanzas no le caben dudas de que es una combinación.

Para ellos no solo es un logro, sino una enseñanza y un reto para seguir salvando recién nacidos. “Nos deja satisfacción porque logramos que saliera como mejor esperábamos que pudiera ser. Pusimos nuestro mayor empeño para eso.

La doctora Idania, jefa de Neonatología en el Materno matancero
“Experiencia la tenemos ahora con él. Pero aún debemos seguir estudiando y perfeccionado la atención a este tipo de niños tan bajo pesos, porque son muy minúsculos, y extremadamente inmaduros. Ellos  tienen un sinnúmero de complicaciones, que no solo abarcan los primeros días de vida, sino los 15 y hasta los 12 meses”.

A punto de cumplir sus cuatro meses de vida, y con un poco más de 2 mil 600 gramos, Francisco Alejandro es un niño vivaz, peleón, que se mueve por la cuna entera, se alimenta y gana peso.

“Es muy hiperactivo, comilón, de carácter fuerte, muy comilón, no entiende mucho de juego y no espera ni para cambiarse el culero cuando tiene hambre”. Así describe su propia madre al niño minúsculo que a pesar de la herida, que ocupa casi todo el diámetro de su pequeño abdomen, sigue luchando por la vida ante el asombro de todos.

Su papá Alain no sabe cómo agradecer el milagro de que salvaran a su primer hijito, y su mamá Arlette lo único que atina a decir es que lo cuidará bien para hacer honor a quienes más que ella, le dieron de nuevo la vida.

Petalito con su mamá Arlette
“Voy a hacer mi vida normal y cuidarlo, tratar de que no se me enferme. Voy a dejar de fumar, y cuando sea grande le voy a contar la historia completa de lo que pasamos sus primeros meses de vida".

Arlette no sabe cómo pagar, porque todo el oro del mundo no alcanzaría para igualar la posibilidad de besar, de cargar o de mirar a los ojos de su hijo. Ella no se equivoca cuando dice que a la vez le está “agradecida a la vida, a Dios y a todos los médicos y enfermeras que los salvaron a ella y a su Petalito.”


* Penlow: Aparato usado para administrar oxígeno de forma manual

2 comentarios:

  1. Pero ese no es el único ni el primero que en el hospital materno de Matanzas se salva con tan bajo peso. El 25 de julio de 1987 a las 11y 55 de la noche, mediante una cezárea de urgencia, nació en ese hospital una niña de libra y media de peso luego de una gestacion de sseis meses 10 dias de embarazo y, ---a pesar de no existir tantos adelantos y aparatos en ese momento---, los medicos y enfermeras del departamento de neonatología la salvaron y la entregaron a sus padres luego de enftrentar múltiples contratiempos como paros respirratorios, malfuncionamiento de organos e infecciones.
    Esa niña es mi hija que hoy mide un metro 93 centimetros de estatura, es Licenciada en cultura física y tiene 26 años cumplidos. Nunca más se ha enfermado de nada. Gracias a la medicina cubana, su sistema de salud y oportunidades, todo su tratamiento fue gratuito. nunca se tuvo que pagar un centavo por los cuidados recibidos durante más de mes y medio.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Ana, tienes mucha razón... no es el único, lo que pasa que fue muy bajo peso, según tienen ellos en sus archivos de hace 40 años, el más bajo peso... Pero han sido muchos, miles de niños los que han salvado allí... desde que las condiciones eran otras a veces cuando se iba la luz tenían que dar ventilación manual a los pequeñines... Gracias por compartir tu historia en mi blog, deberías escribir de eso....

      Eliminar

Por favor... comentarios maduros, inteligentes y respetuosos...