Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

martes, 26 de noviembre de 2013

Post- prestado: Patrimonio Nacional: ignorancia y desprotección

Tengo que llamar a Urbano, me dije cuando leí su trabajo en el semanario Girón el jueves último;  y felicitarlo por hacer periodismo de vanguardia desde su posición de historiador, investigador y biógrafo. Aún no lo he felicitado, ni le he dicho que su comentario es lo mejor que he leído en los últimos años en ese periódico donde trabajé en mis años de recién graduada. Tendría que felicitar también al periódico Girón por publicar este material, el tercero sobre el tema, y que da seguimiento al penoso hecho que cuenta muy bien Urbano Martínez Carmenate, y que al parecer va a tener solución. Pero no les cuento. Lo comparto con ustedes: 

Patrimonio Nacional: ignorancia y desprotección

A pocas horas de haberse declarado Monumento Nacional el Centro Histórico de Matanzas, ocurrió lo increíble: una brigada de cuentapropistas, con la venia de Comunales e ignorando las disposiciones patrimoniales vigentes, vaciaron ácido sobre la imagen escultórica de José Martí, ubicada en el Parque de La Libertad.

Fue una bofetada insultante al símbolo mayor de nuestro pueblo. ¿Qué pasará finalmente en una comunidad cuando cada cual hace con sus monumentos lo que quiere y cuando quiere? El hecho fue una despiadada agresión al Héroe Nacional y a los matanceros que hace un siglo y por cuestación popular, levantaron esa estatua en 1909.

Los infractores alegaron que no hubo mala intención, que no imaginaban el posible daño. Les recuerdo que el desconocimiento no disculpa la comisión del delito y tampoco exonera de sanciones; que han pasado 55 años de Revolución y todos conocemos de la tremenda lucha que se libra aquí para que la gente entienda que las mejores armas que nos sostienen son la cultura y la historia, y que tenemos enemigos tan poderosos como el yanqui: la decidía, el irrespeto, la anarquía y el olvido de nuestros principios y tradiciones.

Un funcionario inculpado preguntó con arrogancia ¿Qué van hacerme ahora, fusilarme o meterme 20 años de cárcel? Recordé a otro arrogante que ante un hecho similar preguntó lo mismo al General Presidente.

También supe de un directivo de la provincia que trató de restarles importancia a los hechos alegando: “bueno, no es para tanto, no se trata de un problema político”. A mi mente acudió Martí cuando alertaba que “la ignorancia mata a los pueblos…” y sentí dolor.

A los europeos que tanto nos critican, podemos reprocharles muchas cosas: el individualismo, el egoísmo, la falta de solidaridad, la obtusa fiebre neoliberal… pero tenemos que reconocerles la pasión puesta en defender las ruinas de Pompeya, las piedras del Partenón o las pinturas de Altamira. Son célebres sus plazas donde diariamente homenajean con flores los monumentos a sus héroes, desde Moscú a Londres, desde Sofía a Ámsterdam, desde Barcelona a París, en cuyos memoriales no permiten que se arroje ni siquiera una simple cerilla.

No sé de que manera vamos a hacer entender a funcionarios y ciudadanos que lo más valioso de Matanzas no está en las tiendas con cristales policromados o en los Rápidos pintorescos y climatizados, sino en las casas semiderrumbadas de la Calle de Río, en la casi perdida estación ferroviaria de Tirry, la más antigua de América latina en pie; en los restos del Teatro Principal de la Calle de Manzano, donde bailó Fanny Essier, la más famosa bailarina del siglo XIX, y donde la Compañía Francesa de los Raveles estrenó Giselle en Cuba; o la casa de Milanés 43, donde en 1834 se fundaron las famosas tertulias de Domingo del Monte, uno de los sucesos culturales más trascendentales de la historia de Cuba en esa centuria.

¿Pero cual será el destino de esas edificaciones, si la imagen de Martí, a la vista de todos, es agredida sin piedad? Convoco a quienes dirigen, que son a la larga los que pueden auspiciar un seminario sobre patrimonio nacional al cual asistan todos los jefes y asesores de organismos estatales y organizaciones de masas en la provincia.

Confío en los hombres y en las mujeres y pienso que explicándole razones y normas, lleguen a comprender nuestra incansable insistencia en defender los bienes patrimoniales a ultranza. Yo invoco a los dioses tutelares de nuestra América: a Viracocha, a Quetzalcoalt… los Cuatecmoc y Tupac Amaru…

Por favor, no nos abandonen.

2 comentarios:

  1. Que lamentable hecho. Los extremismos y la falta de tolerancia es el opio de todo pueblo. La memoria historica y valorar el arte arquitectonico tambien es un derecho para todos.

    Saludos,
    Jacob

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  2. Así es, pero parece que se va a arreglar Jacob K... por suerte.

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