Carta a mis maestros de quinto grado

Fifi  nos pelea, pero nos enseña el mejor inglés del mundo

Reproduzco la carta que regalaran el pasado 20 de diciembre un grupo de niños de quinto grado a sus maestros, durante la fiestecita por el Día del Educador. La escribimos entre mi hijo César y yo, y la leyó  Jorgito, que es el mejor lector del aula...

Maestras y maestros: 

Hoy es un día muy especial. Es el Día del Educador y nos toca a nosotros agradecerles.

Desde temprano les hemos dicho, una y otra vez, felicidades.
Seguramente ya habrán perdido la cuenta de los besos y los abrazos que han recibido de cada niño, y de los adolescentes que fueron sus alumnos y hoy vienen a felicitarlos también, porque no se olvidan de ustedes.

Desde que amaneció les han llegado postales y regalitos, los regalitos que hemos podido hacerles, algunos mejores y otros más modestos, pero todos con el amor limpio que solo nosotros, los niños, somos capaces de dar.

Nuestros padres también les agradecen a su manera y han organizado este brindis para que compartamos con ustedes y les piquemos un cake.

Hoy es un día muy especial, es un día para felicitar, para celebrar, para agradecer…

Pero ningún agradecimiento es suficiente. Ningún regalo podría pagar lo que ustedes hacen por nosotros, el tiempo que nos dedican, su entrega y su amor. Pero lo más importante es la enseñanza. Esa, la de enseñar, es la obra más hermosa que puede hacer un ser humano por otro.

Hace un curso éramos un grupo de infantes en plena edad de la peseta. Decían por los pasillos que estábamos “medio descarriados” y teníamos mil problemas de disciplina y aprendizaje.

Hoy no solo somos preadolescentes, sino uno de los mejores grupos de la escuela. Y eso se lo debemos a ustedes.

Queremos darle la gracias a Fifi, que nos pelea pero nos enseña el mejor inglés del mundo; a Alina, que hizo que nos gustara el baloncesto; a Eduardo, el maestro de Pintura, por su juventud; a la maestra de computación, por intentarlo a pesar de la falta de computadoras. Y los del seminternado le agradecemos a Yari por cuidarnos.

Pero sobre todo, y no se pongan celosos los otros maestros, queremos agradecerle a la artífice principal de lo que somos hoy, a Iliana.

Somos afortunados porque Iliana nos tocó con su varita mágica repleta de ternura y paciencia. Tener una maestra como usted es un privilegio que nunca olvidaremos.

Gracias a todos y muchas felicidades en el Día del Educador.

Disfruten esto que hemos preparado con mucho amor para ustedes.

Reciban todo nuestro cariño.

Pero les aseguramos que el mejor regalo que les podemos dar no está aquí ni ahora.

El mejor regalo vendrá con los años, cuando gracias a ustedes todos estos niños de 10 años que hoy somos sus alumnos seamos seres humanos de bien.

Los queremos,
                              Alumnos del Grupo Quinto B.                                                                                    
                          Escuela Primaria Raúl Gómez García