Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

miércoles, 14 de octubre de 2020

Lo peligroso de hacerse el sueco


Ubicado al norte de Europa, Suecia fue uno de los países que apenas limitó su actividad económica y social ante la irrupción de la Covid-19. En aquellos primeros meses Anders Tegnell, epidemiólogo jefe de la Agencia de Salud Pública de esa nación fue noticia cuando defendió el plan para enfrentar a la pandemia: facilitar el contagio libre entre la población para que desarrollara anticuerpos y así garantizar una protección colectiva.

Inmunidad de rebaño se le llama a esa metodología que parece resultar efectiva en algunas epidemias, sobre todo en aquellas menos contagiosas y mortales y criticada hasta hoy en el manejo del Sars Cov-2 por las organizaciones Mundial y Panamericana de la Salud.  

En los meses de marzo y abril de este año, cuando la mayoría de los países vivían en el confinamiento, las principales ciudades suecas no variaron mucho su cotidianidad. Bares, parques, salones de belleza y gimnasios abiertos, calles transitadas, transporte público al ciento por ciento; las escuelas de los niveles elementales continuaron sus actividades y nunca se implementó el uso obligatorio del nasobuco.

Hasta ahí llegaron las medidas y los funcionarios dijeron que confiaban en el sentido común de los suecos de mantener su distancia y lavarse las manos.

Con una población de 10 millones 327 mil 589 personas, Suecia acumulaba hasta este 12 de octubre 97 mil 532 casos positivos a la Covid-19 y 5 mil 892 muertes.

En Cuba, con una población de 11 millones 338 mil 138 habitantes, en igual etapa la cifra de contagiados asciende a 5 mil 883, mientras que lamentamos la pérdida de 123 personas.

Aquí decimos que alguien se hace el sueco cuando no se da por enterado, cuando se desentiende, cuando sigue con su rutina a pesar de la situación. Hay otra frase que podría describir la misma actitud: hacerse el chivo con tonteras. 

Suecos “suecos” o descendientes de suecos, en Cuba deben haber bien pocos, pero gente que se hacen los suecos es lo que sobra. 

“Suecos” los que siguieron con su vida social como si nada, organizando fiestas, jugando dominó en las esquinas y tomando ron de la misma botella. “Suecos” los que persisten en la cercanía física. “Suecos” quienes no usan el nasobuco o lo llevan mal. “Suecos” los padres que jamás aguantaron a sus niños dentro de la casa y aquellos que no velaron por las medidas en sus centros de trabajo. “Suecos” aquellos que contribuyen a la indisciplina en cualquier espacio público.

Esta semana, cuando casi todas las provincias cubanas pasan a la llamada “nueva normalidad”, entre ellas Matanzas, los “suecos” cubanos pueden sentirse a sus anchas, libres para imponernos su indisciplina. Ellos siempre andan 3 fases por delante de los simples mortales.

Precisamente cuando la responsabilidad de cada cual es nuestra principal arma, hacerse el sueco puede resultar muy peligroso.

Si las cifras comparativas entre ese país del primer mundo que es Suecia y este pobre y bloqueado que es Cuba no valieran para entender que continuar con la vida normal no es el camino para superar esta pandemia, habrá que apelar entonces a la ley.

¿Conciencia? Los “suecos” cubanos no saben qué es eso. ¿Responsabilidad personal? ¿Quién dijo? Ellos hacen y deshacen y que otros paguen su irresponsabilidad.

Varios medios de comunicación importantes esbozan en estos días la idea de que el método aplicado en Suecia parece haber dado resultados a la larga porque hoy está en mejores condiciones que otros países europeos. Habría que considerar, sin embargo la cantidad de decesos en hogares de ancianos. La tasa de letalidad de Suecia en el pico de la pandemia superó por mucho las cifras de los países vecinos y fue más prolongada. Y hay quienes comparan la tasa general (6,8 %) con la de Estados Unidos.

No nos mareemos con los defensores de la inmunidad de rebaño porque al final sigue la inhumana regla de la selección natural, sacrificando a los más débiles. Suecia tuvo en promedio un poco más de 200 casos al día durante varias semanas, y en los últimos días, esa cifra ha aumentado a cerca de 380.

Suecia solo se parece a Cuba en la cantidad de habitantes. Con el mayor respeto, si acaso podríamos aprender de ellos la disciplina, la responsabilidad personal y la poca efusividad, pero aquí nos quedamos con nuestro método, basado en el respeto a la vida de cualquier ser humano por encima de todo, al precio incluso del agravamiento de nuestra crisis económica.

En esta islita, sin apenas recursos, se le dio mucha pelea a la Covid-19 para que cualquier personaje de los que se hacen los suecos nos lo echen a perder.   

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Por favor... comentarios maduros, inteligentes y respetuosos...