Yo voy a leer una crónica que no es mía, anunció Bárbara Vasallo durante la Peña Debate Abierto que conduce los últimos jueves de cada mes el periodista Roberto Pérez Betancourt.
No, pero si no es tuya no la leas, dijo el moderador. ¡Es que su autor no puede estar aquí!, replicó Barbarita. ¿Y eso por qué?, ¿está muerto?, preguntó Roberto en tono jocoso.
Pero rápido la risa se tornó en llanto nostálgico cuando la colega leyó las primeras líneas de una crónica que envió su hermano Rolando Pérez Betancourt.
“…me viene a la mente el día en que me llevaste a conocer el plomo, a mediado de los años cincuenta, y el deslumbre fue tal que todavía estamos embarcados en esta tarea de entrarle a la vida a través del periodismo, cuando ya hace rato que el periodismo prescindió del plomo”.
Enseguida Roberto comenzó a sudar por la sorpresa, preguntó a los colegas reunidos allí, ¿por qué me hacen esto?, y siguió disfrutando las líneas de su hermano, quien aclaró en la posdata, que es “15 años menor” que él.
Del agradecimiento por haberlo llevado a descubrir el plomo Rolando pasa al de haber garantizado con mucho trabajo la supervivencia de la familia, y de ahí salta para la admiración.
“Siempre he afirmado que el verdadero periodista, el más completo y capaz de ganar por nocao en cualquier terreno eres tú”, y más adelante agrega: “Ese es uno de tus grandes méritos, mi hermanito, ser bocón con tu verdad”.
Así Rolando Pérez Betacourt junto a la treintena de personas reunidas en la casona de la Unión de Periodistas de Cuba de Matanzas, le boicotearon la Peña a Roberto para celebrarle los 70 años que cumplirá el próximo 7 de junio.
Claro, que ya se había discutido sobre la creación de un Boletín Electrónico de la Peña y él había transmitido sus experiencias en el conversatorio UPEC-UNESCO sobre libertad de prensa, efectuado en La Habana el tres de mayo.
También se había debatido sobre la guerra mediática, sobre las maneras de intensificar la lucha desde la blogs personales de los periodistas matanceros y ya transitábamos por los mares de ese género escurridizo que es la crónica.
Hubo otra para Roberto de Ana Valdés Portillo, en la que confesaba: “me gustaste desde el primer momento que te vi”, pero rápido aclaró: “en el buen sentido de la palabra”, porque allí estaba también Edelma, la esposa de toda la vida de Roberto.
Hubo otra crónica que erizó a todos, la que escribiera el propio Roberto hace tres años cuando su nieto Jorgito fue salvado gracias al milagro de la medicina cubana, un Jorgito que ahora terminó el noveno grado y va a seguir estudiando a pesar de padecer una enfermedad que solo tienen otros cinco niños en Cuba.
Después vino el cake con la velitas (un siete y un cero), porque no habrían cabido tantas, y los reconocimientos del Departamento Ideológico del Partido Comunista de Cuba, del Periódico Girón y de la Asociación Cubana de Artesanos Artistas.
Tarde pero seguro llegó Manuel con una loza recién horneada en la que estampó una caricatura, casi retrato, regordete y bigotudo, de Roberto.
Así la segunda edición de la Peña Debate Abierto, además de crónica tuvo sorpresas, tantas que hasta Roberto olvidó proponer el tema del próximo encuentro.
¿Cuánto es que cuesta la lozita esa que le regalraon? Dicen que una pila... Si soy yo la vendo...
ResponderEliminarTodo el mundo no es igual. Estoy segura que aunque Roberto tiene necesidades y le vendría bien venderla, para él tiene más peso el valor sentimental. Y no es sensiblería barata
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