Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

jueves, 25 de febrero de 2010

Finta en las relaciones, pero el bloqueo sigue igualito


Por: Yirmara Torres Hernández

La libertad para viajar a Cuba de los cubanoamericanos y la entrada de remesas sin restricciones desde Estados Unidos, entre otras medidas tomadas por el presidente Barak Obama en su política hacia Cuba hicieron creer a muchos cubanos que el bloqueo se había acabado.

Pero nada de eso, el bloqueo sigue igualito. Solo se modificaron algunos aspectos que constituían una violación demasiado evidente de los derechos humanos a los ojos del ciudadano común, del que no es experto en política o economía.

También se modificaron otros, que “inteligentemente”, en vez de beneficiarnos, pueden constituir una manera de influir ideológicamente en nuestro país, como la apertura de algunas condiciones en las telecomunicaciones.

Pero, ¿es eso el bloqueo? No. Las leyes básicas que aseguran el bloqueo económico, financiero y comercial de Estados Unidos a Cuba siguen en el mismo lugar.

Así, continúa vigente la Ley Helms-Burton, una ley que viola normas y principios elementales del derecho internacional como el principio a la autodeterminación, la soberanía y la independencia, la libertad de comercio, la no injerencia en los asuntos internos de otros Estados, la convivencia pacífica entre las naciones, la soberanía nacional sobre los recursos naturales y el derecho a las nacionalizaciones.

La Helms- Burton sigue violando la libertad al financiamiento y la inversión, la subordinación de compañías subsidiarias a las leyes del país residente, el reconocimiento al dominio de una propiedad de acuerdo a las leyes del país donde esta localizada y la no jurisdicción de cortes internacionales o de terceros países sobre las confiscaciones de un país a sus nacionales, entre otros.

Junto a la anterior, se mantiene la Ley Torricelli, antecedente y complemento de ella. Una ley que amenaza, prohíbe y sanciona a aquellos Estados que no acaten la extraterritorialidad de la Ley Torricelli en términos de "cooperación".

Nada ha cambiado tampoco con la Ley de Ajuste Cubano, esa que ofrece privilegios a los emigrantes cubanos que llegan a Estados Unidos, y que fomenta y alienta el tráfico de personas hacia ese país.

Después de las “nobles” medidas tomadas por Obama varias empresas extranjeras han sido sancionadas por mantener relaciones comerciales o ayudar a Cuba, entre ellas el Credit Suisse Bank, por realizar transacciones que violaron las leyes del bloqueo contra Cuba y por “ayudar a países enemigos de Washington”.

Presionada por los Estados Unidos, la transnacional Philips incumplió sus contratos de venta y garantía de equipos médicos a Cuba, afectando a cientos de miles de personas que serían beneficiados con esos servicios.

Tras los “sanos” cambios, a muchos ciudadanos norteamericanos (científicos, médicos, empresarios y artistas) se les ha prohibido viajar a Cuba y han sancionado a los que lo han hecho sin permiso.

Varios artistas cubanos, de los considerados “espinosos” por ellos han tenido que desistir de sus viajes a Estados Unidos e hicieron lo indecible para que el concierto Paz sin Fronteras no se diera en La Habana.

Cuba sigue adquiriendo productos en el otro lado del planeta y pagando por fletes que tienen que viajar desde muy lejos, comprándole a terceros a precios más elevados y haciendo maromas para manejar las finanzas en un mundo donde a pesar de haberse debilitado, el dólar sigue mandando.

No nos dejemos engañar con la finta en las relaciones, el bloqueo sigue igualito, y en todo caso, con un presidente como Obama en la Casa Blanca solo podemos esperar que empeore.

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