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lunes, 22 de marzo de 2010

Se “desordenó” Carilda Oliver Labra + Video

Carilda, luz y belleza, más talento
  Hasta quienes jamás han leído algo de Carilda Oliver Labra  la reconocen por el famoso y sensual verso “me desordeno, amor, me desordeno”.

  Así, en cada una de sus presentaciones es el poema más esperado y ella, con esa picardía que los 87 años hacen más sutil y graciosa, siempre deja a los presentes con ganas de oírla recitarlo.


  “Yo sé que ustedes quieren que me desordene, pero hoy les voy a recitar Canto a Matanzas, o el Canto a Fidel, o tal o más cual poema”, había escuchado decir a Carilda en sus últimas presentaciones en tertulias o encuentros.

  Y siempre son versos que complacen y agradan por la cadencia y porque no hay nada como escuchar los poemas en voz de su autora.

  Pero Carilda se “desordenó” literalmente ante los casi 200 delegados al Festival Nacional de la Radio, que se reunieron con ella en el Castillo de San Severino, en su ciudad de Matanzas.

  Cuando parecía que había acabado el programa que había previsto, la bella anciana de ojos azules se levantó de su asiento y dijo que iba a recitar los ansiados versos del “desorden”.

  Primero dijo que eran unas estrofas muy mal interpretadas, y que aunque se veían más como lujuria, no eran sino la mezcla de la ingenuidad con el deseo. Contó entonces cómo surgieron, siendo ella apenas una adolescente.

  No es su experiencia como todos creen, sino a partir de una imagen que observó en una fiesta a la que asistió siendo apenas una adolescente con su tía chaperona.

  Durante la fiesta, en Monserrate, observó a una joven que bailaba un bolero con su enamorado más cerca de lo que se permitía en aquellos años (40 del siglo pasado), y los senos de ella casi rozaban el pecho del joven.

  Su tía quiso llevársela cuando vio lo que hacía la jovenzuela que estaba muy cerca de ellas, pero Carilda se negó.  Entonces la madre de la muchacha se dio cuenta  y después de armarle un escándalo ante la multitud se la llevó arrastras.

  A Carilda aquello le molestó mucho, pues dice que “las cosas relacionadas con el descubrimiento del sexo siempre las han querido ver como malas cuando son de  naturalaleza”, e impresionada,  cuando iba bajando de la loma de Monserrate se le ocurrió el hoy famoso “me desordeno”.

  Así nació aquel poema que la ha identificado desde entonces, y que forma parte de Al Sur de mi garganta, libro con el que ganara el Premio Nacional de Poesía en 1950.

   Entre risas Carilda aclaró que cuando dice: “…y aunque quiero besarte arrodillada…”, no es lo que mentes morbosas imaginan, sino una manera expresar que la joven ve al enamorado en un altar, por el respeto que siente por él.

  Carilda se desordenó, si desordenarse quiere decir ser libre, salamera, reír y sentirse bien.

  Y así, desordenada e irreverente regaló a los radialistas de todo el país reunidos en Matanzas el mejor de cuantos presentes se llevaron: su presencia y la sorpresa de oír: “me desordeno, amor, me desordeno”.


- Texto de Me desordeno, amor, me desordeno
(Carilda Oliver Labra)

Me desordeno, amor, me desordeno
cuando voy en tu boca, demorada;
y casi sin por qué, casi por nada,
te toco con la punta de mi seno.

Te toco con la punta de mi seno
y con mi soledad desamparada;
y acaso sin estar enamorada
me desordeno, amor, me desordeno.

Y mi suerte de fruta respetada
arde en tu mano lúbrica y turbada
como una mala promesa de veneno;

y aunque quiero besarte arrodillada,
cuando voy en tu boca, demorada,
me desordeno, amor, me desordeno.

Carilda Oliver Labra dice Me desordeno...


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