Camilo
Cienfuegos es el nombre de mi primera escuela. Fue ahí donde conocí a los
padres del héroe, que invitados por Ramona, aquella directora dura pero
insustituible, llegaron en dos ocasiones cuando yo era una “bejiga”.
Ya estaban
viejitos, pero era un orgullo tenerlos tan cerca y que nos contaran cómo era
Camilo de niño. A pesar de mi ingenuidad, me preguntaba, cómo con tantas
escuelas que se llamaban igual en el país, ellos venían a la mía.