Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

domingo, 9 de junio de 2013

Aragón: ¿por qué no “pitcheaste” tú?

- En el Victoria otro Cocodrilo cantará

En la noche de este sábado 8 de junio el equipo de Matanzas venció espectacularmente a los espirituanos, al hacer 10 carreras de corrido en el octavo ining; una victoria que les dio el pase a la final de la 52 Serie Nacional de Béisbol.

De un momento a otro los espitituanos, que ya se sentían victoriosos en su propio patio del estadio José Antonio Huelga de la capital de esa provincia central, enmudecieron.

Se apagaron las risas, la música y la conga. Ya no volvieron a cantar a coro: ¡Víctor, pitchea tú!, burlándose ante la inestabilidad del pitcheo matancero y las muchas visitas del “showman” a la lomita.

Y es que tras llegar a la entrada 8 con 5 carreras de ventaja, el bullpen de Sancti Spíritus hizo agua y encalló ante la ofensiva matancera.

El novato Norge Luis Ruiz, refuerzo camagüeyano que jugó en postemporada con los spirituanos, mantuvo a raya a la artillería de los cocodrilos hasta la parte baja del séptimo ining, cuando tuvo que salir al cumplir sus 100 lanzamientos, tras retirar al primer bateador de esa entrada.

Y ahí mismo cambió el juego. En la séptima, con hombre en base y dos  outs el veterano Manuel Benavides sufrió un golpetazo en su muñeca que fue cantado como fault por el árbitro principal César Valdés.

Quienes podíamos verlo por televisión enseguida comprendimos que Benavides había sido golpeado y que esta era otra mala decisión arbitral que podía perjudicar al equipo que estaba abajo por mucho.

La historia de lo que sucedió con Cienfuegos podía repetirse e iba a ser muy triste; los mismo para Matanzas que para el arbitraje cubano.

Víctor Mesa salió a discutir, se exaltó ante la incomprensión del árbitro y fue expulsado del juego. En ese momento todos pensamos que ya Matanzas había perdido. Víctor era imprescindible en el juego.

Benavides tuvo que venir a batear con el dolor en su muñeca, solo aliviado temporalmente tras recibir asistencia médica y dio un fly a primera que trajo el tercer out.

Pero el octavo fue diferente. Los matanceros batearon uno tras otro y pitcher tras pitcher lograron, primero igualar el marcador cinco a cinco, y luego superarlo por cinco más.

A los matanceros presentes en el estadio contrario no se les ocurrió, pero hubiera sido bueno haberle cantado al director espirituano: ¡Aragón, pitchea tú!  Si se lo gritan a Víctor que no es pitcher, por qué no a Yovani Aragón que sí lo es.

Fue una victoria increíble por muchas razones. Primero porque en la subserie semifinal entre Matanzas y Sancti Spíritus ambos equipos habían ganado solo en sus predios, y de acuerdo a esa lógica la victoria les correspondía a los gallos.

En segundo lugar porque, según datos estadísticos, casi siempre en una serie de siete juegos, quien gana el sexto gana el séptimo.

Pero lo más espectacular fue ganar un juego en el que los matanceros no habían logrado batear durante 6 inings seguidos. Lo asombroso fueron las diez carreras en la penúltima entrada del último juego de una semifinal empatada.

Dice Víctor Mesa que cuando lo expulsaron pensó que la victoria estaba lejos, pero que los muchachos le dijeron que iban a ganar por él. Tal vez fue solo un golpe de suerte, pero también pudo haber sido la respuesta a la injusticia cometida.

Matanzas es un equipo que se crece, un equipo acostumbrado a remontar diferencias grandes y en un juego de pelota puede pasar cualquier cosa cuando compiten equipos grandes.

Los Cocodrilos dejaron a los Gallos al campo y van por el título de la pelota cubana contra Villa Clara desde el martes. Pero ahora la pelea será en casa, en el Victoria de Girón en la capital yumurina. Aquí otro cocodrilo cantará.

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