Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

lunes, 3 de junio de 2013

Víctor “el show” Mesa es solo un hombre

Cuando al concluir la conferencia de prensa posterior al cuarto juego de los Play Of de la Serie Nacional entre Matanzas y Sancti Espíritus, Víctor Mesa quiso despedirse con un abrazo al manager de la selección espirituana Yovani Aragón, no pude menos que confirmar cuan controvertido es este villaclareño que por segundo año comanda a los Cocodrilos matanceros.

Ahí estaba el mulato, interrumpiendo al conductor matancero Alejandro Castellanos, a quien apenas dejó despedir, levantándose en medio de la transmisión porque “quién dijo que aquello había terminado si faltaba el estrechón de manos entre los equipos hermanos que acababan de empatar el Play Off”.


Ese es precisamente el hombre show. Muchos podrán criticarlo por la manera histriónica con que se desenvuelve, pero no tendrán razones para decir que sus exabruptos o estas demostraciones de franqueza no son auténticas.

El abrazo muestra la humildad del hombre que aparenta rudeza, del director que por sobre rivalidades sabe reconocer la grandeza del contrario y que por momentos se siente el mismo muchacho que jugaba con el equipo de Las Villas.

Pero ese Víctor que comprende las emociones del perdedor y tiene el gesto de levantarles el ego con palabras de elogio, es el mismo que se faja en el terreno, que manotea a los árbitros; es el mismo manager que ha sido expulsado de varios juegos y sobre quien cuelga el cartelito de extremista y explota´o.

Es el Víctor odiado y amado por los especialistas en temas del deporte; ese que no siempre da buenas respuestas a los periodistas y que con mucha frecuencia es víctima de fuertes críticas merecidas e inmerecidas, sobre todo por parte de la prensa nacional.

El último desplante público a un colega está aún fresquecito, en la Conferencia de Prensa al terminar el segundo juego en Sancti Spíritus, cuando sugirió que hicieran preguntas inteligentes. La interrogante del periodista no se escuchó bien, pero la respuesta de Víctor le hizo lucir mal, por más franca que fuera.

Víctor Mesa tuvo sus razones, pues después de perder espectacularmente un juego que tenía ganado en el noveno ining, quién tiene ganas de que le estén preguntando detalles de su estrategia.  Pero, poniéndome en el lugar de mi colega, es triste que te respondan así; sobre todo si la réplica tiene lugar ante las cámaras de la televisión nacional.

El otro desplante de Víctor fue a un jovencito periodista matancero del staff de la página digital Cubadebate, y aunque no sonó en los medios tradicionales, fue una situación muy discutida en Internet, que le costó a Víctor caerse del pedestal en el que lo tenían algunos.

No voy a contar con lujos de detalles lo sucedido, pero el resumen es que Carlos Manuel Álvarez publica de manera íntegra la conversación con Víctor Mesa, un diálogo informal donde el hombre show se muestra irrespetuoso, altanero y despreciativo y deja clara su opinión sobre la prensa cubana: “nunca se queda bien con ustedes”, dice.

Sin embargo, cuando vemos a Víctor pasar la mano por el hombro a uno de sus muchachos o defenderlos contra todos los vientos; cuando le vemos derrumbarse ante el solo recuerdo de los sacrificios de su madre en Confesiones de Grandes, no podemos menos que entender que Víctor no es solo el espectáculo que nos muestra la televisión, sino un ser humano.

Víctor Mesa es el típico cubano egocéntrico, gozador y jodedor. Sabedor de las mañas del béisbol y sumamente apasionado, sufre cada jugada, porque cuando juega su equipo, Víctor Mesa no dirige, el también está en el terreno. Víctor Mesa pitchea, poncha y da bases por bola; batea, toca la bola, fildea, roba bases y se equivoca cada vez que sus muchachos lo hacen.

Es verdad que puede ser ríspido y que tiene un carácter que no todos entienden, que dice las verdades como si fuera un niño o un anciano, que no se cuida de las cámaras ni finge ante ellas y no responde cuando no quiere. Pero ahí están sus resultados, que con fanáticos y detractores, hablan por sí solos.

Víctor no trata de complacer a nadie y cuando dirige, dirige; no le gusta que otros que no saben le dirijan y lo ha dejado claro. Y aunque aún ningún comentarista deportivo se lo haya reconocido, porque no es monedita de oro entre ellos, lo cierto es que ha impuesto otro estilo de dirección en los equipos de pelota cubano. Un estilo más firme y comprometido, que toma como base el conocimiento y la experiencia.

Víctor Mesa no le gusta a mucha gente. Es de esos hombres que asustan, de esos que tú nunca sabes con qué van a bajarse y que te arman una revolución en una cuarta de tierra. Pero qué le vamos a hacer, el controversial y carismático Víctor Mesa es solo un hombre.

Solo una rectificación para Víctor, los periodistas no hablamos de él porque no haya de quién hablar, sino porque él lo tiene bien ganado, para bien y para mal.

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