Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

viernes, 19 de julio de 2013

El Congreso que yo esperaba

La delegación de Matanzas con el vicepresidente cubano Miguel Díaz Canel
Esperaba mucho del Congreso de la UPEC y quizás por eso considero que si algo le faltó fueron respuestas precisas y soluciones a corto plazo, con nombre, apellido y fecha.

Soy antireunionista por convicción. No creo en los encuentros formales y rechazo los espacios adonde se va a hablar para arrullar el oído de otros, para simular o para cumplir. Pero este recién concluido Noveno Congreso de la Unión de Periodistas de Cuba no tuvo nada que ver con eso.


Fue un congreso donde la prensa cubana quedó al desnudo, enseñando más que nada sus imperfecciones. Y los periodistas que allí estábamos hicimos una dolorosa disección de nuestras insatisfacciones como profesionales.

Después de las ponencias de Rosa Miriam Elizalde y Raúl Garcés; la primera con un análisis del Sistema de comunicación en Cuba y con Siete tesis sobre la prensa cubana, el segundo; quedaron trazadas las líneas para el debate.

Cada palabra retrató las duras realidades del ejercicio del periodismo en esta isla: las carencias profesionales y materiales, el tutelaje excesivo del Partido y los encuentros y desencuentros con las fuentes.

Los jóvenes recién graduados tuvieron su espacio para pedir (valga la redundancia) espacio y confianza.

Se habló de vicios, de mediocridad, de cuadros no idóneos, de pérdida de la cultura profesional, de abandono, de deshumanización…

La autocrítica, presente durante las dos sesiones, parecía por momentos desgarradora. No faltaron las quejas por los años discutiendo los mismos problemas, pero siempre prevaleció la mirada optimista.

Y entre col y col hubo hasta quien sugirió que los periodistas cubanos necesitamos bailar más, porque el baile es salud.

El de los periodistas fue un congreso revolucionario en toda la extensión de la palabra, el Ahora o Nunca del periodismo cubano, como dijera un colega villaclareño.

Para la organización resultó definitorio, pues por primera vez quedan claras las funciones específicas de la UPEC, que en lo adelante serán solo profesionales y sociales.

En lo personal, asistir al congreso me hizo asirme a mi carrera  “a pesar de todo” y continuar siendo de los sobrevivientes de los años del período especial en la “Facu”, como le gusta decir a Charly.

Este congreso me hizo sentir que pertenezco a una organización que se  ocupa de lo que nos preocupa a los periodistas y que formo parte de un gremio lleno de gente incómoda que se busca problemas todos los días con el único fin de construir una sociedad mejor.

Es verdad que no nos subieron el salario. El plenario se habría caído abajo con tal noticia, pero no llegó. Somos pocos, lo que hacemos es importante, pero no somos los únicos en Cuba que necesitamos que nos paguen más.

Tampoco nos dieron detalles de si están o no las bases para el Ministerio de Comunicación, por dónde anda la Ley de Prensa (o comunicación), si habrá una mejoría cercana en las condiciones materiales de los medios o cuándo quedarán redefinidas las funciones y los cargos periodísticos a tenor con los tiempos y las tecnologías.

Que todo se está estudiando fue lo más cercano que tuvimos a una respuesta. 

No obstante, el discurso del primer vicepresidente, Miguel Díaz Canel, me pareció inteligente y acertado, coherente con las discusiones. Un discurso alejado de los apasionamientos o las promesas, sensato y atinado. 

Sus palabras me trasmitieron confianza y sí creo que en uno o dos años la prensa en Cuba pueda cambiar, por lo menos en aquellas cuestiones que no están al alcance de los simples mortales periodistas.

Regresé del congreso sin respuestas objetivas. Todos mis compañeros preguntan por el salario, las computadoras, el transporte y la conexión a Internet. La realidad con que trabajamos es dura e influye en la calidad de lo que hacemos. Además de que nos pesa como seres humanos.

Y no sé cómo explicarles a mis colegas que este congreso, aunque fue también “del salario, las computadoras, el transporte y la conexión a Internet” fue más del periodismo como arte, como ciencia y como profesión.

Quizás en el noveno congreso de la UPEC no tuve las respuestas que esperaba. Tendré que seguir acogida al pluriempleo para subsistir económicamente.

Pero profesionalmente el noveno congreso de la UPEC superó mis expectativas. Me confirmó en la idea de que hacer un mejor periodismo, amén de todas las mediaciones externas, es responsabilidad única y exclusivamente, de nosotros, los periodistas.

4 comentarios:

  1. sí, el pluriempleo ayuda a comer, pero yo tú pararía...de comer. Y no copies tanto de internet mija que hasta un niño se da cuenta de eso que a todas luces es corta y pega.

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    1. ¿Parar de comer? No mijo, si ese es uno de los mayores placeres que existen... solo si estuviera haciéndole daño a mi salud y hasta ahora ese no es el caso... Si lo dices por las libras de más, así gordita hay mucha gente que me quiere.
      Lo del corta y pega no sé por qué lo dices... ¿dónde corté y pegué? no me doy cuenta, pero no creo que venga al caso en este post.

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    2. Anónimo... no te me despintas... Ya me imagino quien eres... tan cobarde en tu vida virtual como en la real, incapaz de escribir una letras, falso, con la doble o triple moral por los cielos... jajaja... No hay nada como un día detrás de otro, anónimo...

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  2. Andas mal, muy mal, niña, en tus conceptos sobre la salud y la grasa, y en ese otro asunto del querer. Síguele echando agua al tanque pa que veas que se bota, y ya no hablo de empellas. Pregúntale a tu marido. No, mejor no, te va decir lo que tú quieres oir, ja,ja,ja.

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