Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

lunes, 11 de noviembre de 2013

Crónica con entrevista al colega Galindo

La última vez que escuché a Ramón Galindo fue en un taller creativo de la Unión de Periodistas de Cuba (UPEC) en Radio 26, reclamando para que le dieran un espacio para trabajar, para hacer algo en la radio, aunque no se lo pagaran.

Con su bastón, compañía inseparable desde que le diera el derrame cerebral hace una década, había subido la escalera larga de la emisora provincial. Quería decir que estaba bien, que no arrastraba las -rr- y que lo podían evaluar de nuevo como hablante.

No, miento; la última vez que vi a Galindo fue este domingo 10 de noviembre, cuando le dijimos adiós para siempre.

Pero ese no es el recuerdo que quiero guardar de él. Prefiero imaginarlo sentado en una silla en las actividades de la UPEC, animado, conversando con los amigos. Prefiero imaginarlo desandando las calles de Matanzas o cayéndole atrás a los cursos de la Universidad del Adulto Mayor, un proyecto al que “el siempre maestro”, devenido después dirigente o colaborador periodístico, dedicó en cuerpo y alma los últimos años de su vida.


Quiero recordarlo vivo, sonriente, como en aquella entrevista que le hice el primero de octubre de 2 mil 10, Día Mundial del Adulto Mayor; una entrevista que hasta hoy conservé inédita, y comparto con ustedes.

Este es Galindo:



Galindo se fue, pero nos dejó a sus colegas de la prensa un hermoso regalo. Su nieta Carla Paredes Galindo estudia periodismo en primer año y tal vez el curso que viene, cuando haga sus prácticas de radio, ella cumpla el sueño del abuelo. Entonces el apellido Galindo volverá a sonar en los créditos de algún espacio de esta emisora. 

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