Ojalá encuentren aquí un pedazo de Cuba, de su alma y de su gente... un poco de Matanzas, y un poco de mí

martes, 18 de febrero de 2014

El béisbol cubano necesita una cirugía a corazón abierto (+ Medidas Disciplinarias + Video)

Detbol de Freddy Asiel que colmó la copa/ FOTOFIJA: Adonis Subit Lamí
Palacio de los Cocodrilos de Matanzas. Transcurre un juego aparentemente tranquilo, el tercero de la subserie particular entre el equipo local y Villa Clara, empatada con una sonrisa para cada conjunto.

En la lomita por Matanzas Yoany Yera, el mejor del staff de pitcheo yumurino en la Serie Nacional 53, quien contiene a los bateadores villaclareños, permitiendo solo un hit en todo el partido.

Por Villa Clara, Freddy Asiel Álvarez, para muchos el mejor pitcher de Cuba, quien no logra dominar a los Cocodrilos. Con tres carreras abajo, tras jonrón del refuerzo Eriel Sánchez lanza un pelotazo a la cabeza a Yasiel Santoya, responsable de la primera carrera de los matanceros.


Santoya se dobla ante el impacto y Freddy Asiel permanece inmutable. Los ánimos se caldean ante el aparente ajuste de cuentas del pitcher. Víctor Mesa manda a otro jugador a correr, pero Santoya insiste en seguir y sale hacia primera.

El manager mantancero no está contento; va al encuentro del árbitro principal y le advierte. A algunos les molesta que Víctor proteste tanto. Quizás por eso Osvaldo de Paula no le da importancia al suceso y ordena continuar el partido.

No obstante el director del Matanzas toma las medidas a su alcance y sustituye a Santoya para evitar un próximo encuentro entre golpeado y golpeador.

Se reanuda el juego y Freddy Asiel vuelve al ataque, ahora golpea a Victor Victor Mesa, quien con un doblete era responsable de la segunda carrera de Matanzas.

Entonces se desencadena la violencia. El emergente matancero Demis Valdés sale como un bólido del banco, bate en mano, dispuesto a golpear al pitcher villaclareño. El capitán naranja Ramón Lunar se interpone y recibe un golpe en el rostro.

Al instante ambos equipos corren al terreno, dispuestos a comenzar una trifulca que hubiera empañado con mayúsculas al deporte nacional; pero la acción rápida de la policía, el llamado a la calma de los directores de ambos conjuntos y la cordura de algunos jugadores, impiden que la sangre llegue al río.  

El juego termina con victoria para Matanzas, tres carreras por cero. No se informó si Freddy Asiel Álvarez y Demis Valdés fueron expulsados, a pesar de sus reprochables conductas. Lunar salió mejor de lo que se esperaba, solo con una herida en la parte izquierda del labio superior y algunas laceraciones en el interior de la boca que fueron tratadas en el momento.

Pero entre la afición quedó un sabor amargo, una preocupación que desveló a algunos y que hace preguntarse a muchos por el futuro del béisbol cubano si prevalecen las indisciplinas individuales y colectivas, si no se respetan las normas, si los árbitros demuestran su incapacidad para tomar decisiones en momentos álgidos y la Federación Cubana de Béisbol sigue poniendo curitas a problemas que llevan cirugías.

Lo sucedido en el estadio Victoria de Girón, en Matanzas, es, sin darle muchas vueltas, una vergüenza para nuestro deporte nacional; es la copa que derramó la gota de los pelotazos, de las rivalidades malsanas, de la falta de previsión y de la tolerancia pasiva (a pesar de las advertencias) ante tales conductas.

No sé si en otra pelota del mundo se darán tantos detbol como en la nuestra, pero imagino que no. Fredy Asiel es uno de los que más pelotazos dan, algo inaceptable en un lanzador de tanto control como él. Por más que se quiera justificar con que “le gusta cerrar a los bateadores”, cuando los golpes son demasiados, hay que entrar a analizar la causa, sobre todo si su actitud siempre es de “no me importa si le dolió”.

En la serie pasada el mismo muchacho, quien pitcheó los juegos de su vida, dio bastantes pelotazos, sobre todo a jugadores que le podían batear. El detbol, cuando es intencional, aunque manda al hombre para primera, lleva un mensaje implícito de “yo tengo el poder”, sin contar con que ahorra lanzamientos.

El detbol no puede formar parte de la estrategia de ningún pitcher en su sano juicio, primero porque golpear a otro a la velocidad con que se lanza, por más que sea un jugador contrario y esté dentro del juego, está mal; y en segundo lugar porque es una muestra de impotencia y falta de recursos para dominar al bateador limpiamente. 

Los pelotazos, las ofensas y las rencillas descontroladas son más propias del béisbol de manigua entre niños; sin ofender a la manigua, donde a veces hay menos violencia que en la civilización de los estadios; ni a los infantes, que saben resolver los conflictos muchas veces mejor que los mayores, porque tienen una capacidad enorme para perdonar y para entender que un juego es solo un juego. 

Hay pitchers y pitchers, todos no tienen el mismo control ni el mismo carácter, y a cualquiera se le va una pelota. Pero lo menos que esperamos los aficionados cuando un lanzador da un pelotazo es que se preocupe por aquel a quien golpeó, como hace por ejemplo, el spirituano Ismel Jiménez; porque esa es la actitud más a tono con el modo de ser de los cubanos.  

Pero en el suceso de este lunes 17 de febrero hay que reprochar sobre todo al arbitraje cubano, duramente criticado en los últimos tiempos, y que demostró una vez más su incapacidad para mandar cuando las cosas se ponen feas. Muchos sentimos la ausencia ayer de un árbitro como César Valdés, que se equivocaba, como todos, pero con la “mandarria” suficiente para poner orden en su terreno. 

Cuando se tomen las medidas, al primero que habrá que sancionar será al árbitro, y no porque la soga se parta siempre por el lado más débil, sino porque una vez advertido, era su responsabilidad evitar este incidente, más cuando sabía los antecedentes con que llegaba Villa Clara de los encuentros anteriores con Pinar del Río, donde ocurrieron hechos parecidos.

Después, y esto lo digo con el dolor de mi alma, hay que botar a Demis Valdés por más que lo haya movido el afán justiciero. Un estadio de pelota no es un campo de batalla, y si la sangre le hervía y necesitaba partir el bate, podía haberle caído a batazos al terreno.

A Freddy Asiel Álvarez, también con mucho dolor, lo enviaría primero a una evaluación psicológica profunda, que determine cuánto le afectó su actuación en la Serie del Caribe y si estaba listo para jugar de nuevo. Y después, de acuerdo al resultado, lo mando a entrenar durante un buen tiempo, no pitcheo, sino aceptación y control, que le ayuden a manejar las derrotas.

Muchos actos como este, o peores, han sucedido en los últimos tiempos en nuestro deporte nacional, algunos silenciados para la opinión pública nacional y solo conocidos a partir de testigos o de medios alternativos en Internet.

La Televisión Nacional mostró otras vez su incapacidad para informar sobre estos sucesos con un fin ejemplarizante y educativo. No más sucede algo se van a  planos generales para evitar que el público se entere y comienzan a comentar a ciegas, sin buscar la información fresca donde está la candela. 

Cuando se está en vivo hay que poner todo lo que pasa. Nadie los podrá acusar de sensacionalistas por informar oportunamente en un juego que se está televisando. Lo otro es una falta de respeto a los seguidores.

Y felicitaciones para Granma, que en las primeras horas de la madrugada había publicado ya en su versión digital el trabajo de Oscar Sánchez Serra De la agresión a la violencia no media ni un milímetro, con coletilla incluida (ahora aparece editado) y donde aseveraba: “¿Se puede prever esta situación? Claro que sí, pero cuando hay organización, orden, disciplina, en fin cuando hay previsión, y todo eso le ha faltado a las autoridades deportivas cubanas. De esta forma (…) no vamos a ganar ni en la Serie del Caribe, ni en ningún lugar, no por falta de oficio o profesionalismo, sino por carecer de profesionalidad”.

Hace unas semanas fue el fiasco en la Serie del Caribe, antes estaba las derrota frente a universitarios norteamericanos; más atrás el fracaso continuado en el Clásico… Esta mañana toda Cuba hablaba de béisbol, pero no con orgullo, sino con pena. Escuché a alguien decir que si la serie de pelota se va a convertir en eso, “mejor que la suspendan y hagan un circo romano en cada estadio”.

La Dirección del Béisbol en Cuba, imagino que ya lo esté haciendo, tiene que sentarse a analizar, “al duro y sin guante”, sobre todos los problemas que oscurecen la calidad y la lucidez de nuestro deporte nacional y decidir dónde se va a operar, no por mínimo acceso, sino con un corte largo y profundo, como se hace en esa riesgosa cirugía que llaman “a corazón abierto”.

Nota al pie: Esta es solo la opinión de una simple periodista aficionada al béisbol, intrusa por demás en temas deportivos. Nosotros, incluso los especializados, hablamos, criticamos, ofrecemos alternativas lógicas o publicamos la opinión del pueblo, las decisiones las deben tomar otros. Cuba está esperando.  
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En la tarde noche del 18 de febrero se dio a conocer la decisión de la Dirección Nacional de Béisbol. Aquí la dejo. Por cierto, acertada y bastante rápida. !Qué bueno saber que vamos cambiando! Pero esta es la reacción a un hecho. Ahora se necesitan otras medidas preventivas para evitar que esto pase a largo plazo.

ADOPTA LA DIRECCIÓN NACIONAL DE BÉISBOL MEDIDAS DISCIPLINARIAS

La Dirección Nacional de Béisbol, después de evaluar el lamentable incidente ocurrido en el partido efectuado el pasado lunes 17 de febrero entre los equipos de Villa Clara y Matanzas y tras conocer el fallo de su comisión disciplinaria, determinó las siguientes medidas:

1.- Suspender de la actual Serie Nacional al jugador del equipo de Villa Clara, Freddy Asiel Álvarez, por la actitud antideportiva adoptada, que marcó el suceso y en consideración de que se trata de un atleta perteneciente a la Selección Nacional y tiene la obligación de ser ejemplo para nuestros niños, jóvenes y pueblo en general.

2.- Separar definitivamente de la 53 Serie Nacional al árbitro Osvaldo de Paula Arias Lazo, principal responsable de lo acaecido, por no tomar oportunamente las medidas establecidas en el Reglamento.

3.- Suspender por un año de todo evento oficial calendariado por el INDER al jugador de Matanzas, Demis Valdés Galarraga, por su actitud totalmente incompatible con los principios del deporte cubano. Su reincorporación estará condicionada al comportamiento que mantenga en lo adelante.

4.- Amonestar a los Supervisores (Comisarios Técnicos), al Jefe de Grupo y al resto de los árbitros por no advertir al árbitro principal sobre la adopción de las medidas preventivas correspondientes.

Igualmente se alerta a todos los directores de los equipos acerca de la obligación que tienen de controlar y exigir la disciplina estricta a los integrantes de sus planteles.

Estas medidas son una clara advertencia de que ante hechos similares que denigren los valores del deporte revolucionario cubano, se actuará con la misma energía.

Nuestro pueblo y nuestro deporte merecen respeto.

Dirección Nacional de Béisbol

18 de febrero de 2014

Vea aquí el penoso incidente que ojalá no se repita



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