La Covid-19 nos
tiene hasta el moño. Nos ha secuestrado el 2020 completo y amenaza
con seguir. Tantos planes pospuestos, cumpleaños y bodas sin celebrar, abrazos
y besos dejados de dar. Tantas obras detenidas y producciones sin consumar.
Meses de
cuarentena, de restricciones, de no pisar la calle o hacerlo con miedo.
Cansados de tanto alcohol, del olor insoportable a cloro, de las manos
arrugadas por tanto lavado, del nasobuco que nos ahoga, del distanciamiento
físico y social que va en contra de lo
que hemos sido siempre: seres sociales.
Cansados de los
indisciplinados, de las colas, los coleros y los abusadores, de la escasez de
alimentos, de la gente que solo critica y no trabaja. Hastiados de tanta
información, de solo escuchar hablar de la Covid-19.